Las ruinas de Xultun, Guatemala, fueron descubiertas en 1915, y aunque comenzaron a ser estudiadas arqueológicamente en 1920, quedaron abandonadas a la depredación de los cazadores de tesoros. Fue por gracia de estos piratas que en 2010 se decubrió la entrada a una bóveda rica en paredes ornamentadas con pinturas. Unas semanas atrás los resultados preliminares de la investigación fueron publicados en la revista Science: Ancient Maya Astronomical Tables from Xultun, Guatemala, de W. Saturno, D. Stuart, A. Aveni y F.Rossi (Science 336, 714, 2012). La bóveda está datada en el período clásico maya. En una de sus paredes (la que da hacia el este) pueden verse números mayas, en el formato de puntos y rayas. A pesar de que el tiempo borró algunos jeroglifos el grupo de arqueólogos, entre los cuales se encuentra Anthony Aveni, célebre investigador de la cultura astronómica maya y autor del libro Observadores del cielo en el México antiguo (Ed. Fondo de Cultura Económico), creen posible determinar sin mucho error algunas secuencias formadas. Una de las conclusiones a la que arriba el grupo de autores es que los números representan intervalos de días, relacionados con lunaciones, de una forma que recuerda al Códice de Dresde escrito durante el período post-clásico (por lo menos 500 años después de estas pinturas). En otra pared hay cuatro columnas de 5 números de puntos y rayas escritos verticalmente, como encabezado, cada columna posee un tzol'kin aunque estos últimos no fueron descifrados. En cambio cada uno de los números distribuidos verticamente debajo de cada tzol'kin son legibles y parecen formar fechas de la Cuenta Larga. Estos son:
Maya Días Años
8.6.1.9.0 1.195.740 3273,8
2.7.9.0.0 341.640 935,4
17.0.1.3.0 2.448.420 6703,5
12.5.3.3.0 1.765.140 4832,8
En la primera columna de la tabla están los números en sistema maya. Recordamos que la Cuenta Larga consistía en contar los días, utilizando una base (casi) vigesimal (20) que, por una razón aún desconocida, terminaba en el número 13.0.0.0.0 también llamado 13 bak'tuns y que, según algunos arqueólogos, ocurrirá el próximo 21 de diciembre de 2012. La segunda columna transforma el número maya a nuestro sistema decimal mostrando el intervalo en días. Y por último, considerando nuestro calendario gregoriano, la cuarta columna muestra el intervalo en años. Como se puede apreciar, son intervalos muy largos de miles de años. No se ha encontrado ninguna relación entre estos números y los pintados en otras paredes, y tampoco hay conexiones claras con ciclos astronómicos (de Venus y la Luna por ejemplo) o calendáricos (la Rueda Calendárica) conocidos por los mayas. La conclusión del artículo es que por su semejanza con tablas escritas en el Códice de Drede, única evidencia escrita de los conocimientos astronómicos mayas, estos se remontarían a períodos anteriores al post-clásico.
Me llama la atención qua la tercera cifra corresponde a 17 bak'tuns, un número que sobrepasa la duración de una Cuenta Larga en 570.420 días o 1578 años (en el Códice de Dresde también hay números similares). Si la Cuenta Larga representa un ciclo del Mundo, un volver a empezar, cual es el sentido de un intervalo mayor? Podría argumentarse que los mayas no pensaban que lo que pase al fin del calendario, será tan grave como para modificar las órbitas de Venus, Mercurio o la Luna, y que serguirá habiendo habitantes en la Tierra para contemplar las noches estrelladas.
A mi me parece que, mayormente, este descubrimiento demuestra nuestra ignorancia sobre el Calendario Maya y los conocimientos astronómicos de este pueblo, que, y es mi humilde impresión, están sobrevalorados. Y refuerza mi opinión de que las profecías no son sino interpretaciones caprichosas de nuestra sociedad.
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